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- 16/10/2020 17:58

El humor puede ser un recurso solapador ante la falta de riesgos estilísticos, pero poderoso para acentuar lo trágico de los hechos y dotar de humanidad las implicaciones políticas e intelectuales que los acompañan. Es así que lo hace efectivo el director Aaron Sorkin, al trasladar a la pantalla lo que se conoció como “El juicio de los 7 de Chicago”, en donde se buscaba encarcelar a los organizadores de las manifestaciones en contra de la Guerra de Vietnam impulsada por el gobierno estadunidense, realizadas durante la Convención Demócrata de 1968.

Sobre todo, aprovecha la personalidad de algunos de los inconformes, principalmente Abbie Hoffman —interpretado por Sacha Baron Cohen—, pacifista cofundador del Partido Internacional de la Juventud, quien se distinguía por sus estrategias de naturaleza teatral.

Esto va aunado a un acompasado introducir que va y viene a distintos frentes, lo cual le permite plantear con claridad y rapidez el exacerbado escenario social de finales de los 60 y así enganchar al espectador en la recreación de un trascendental episodio histórico, que, a pesar de que termina teniendo una duración de más de dos horas, no pierde el empuje.

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